sábado, 14 de abril de 2012

Lección ilustrada sobre los vasos... Tengo que explicarles la lección que mi madre me enseñó mientras ambas fregábamos. Separó los platos, tenedores y ollas, dejando en el fregadero una variedad completa de vasos. Realmente no había una vajilla completa de vasos sino que cada uno era de un material diferente y de calidad y valor diferente. El primero que tomó era uno de plástico, grande y opaco de tanto lavarse… me dijo: Mira, los cristianos son como los vasos y tazas que hay en una casa. Este, es resistente, no importa donde lo tires, sigue siendo vaso… tiene la cualidad de servir pero tiene una desventaja… no soporta el fuego. El fuego de la prueba... Tomando uno de cristal, lo lavó con mucha delicadeza y de ese me dijo: Este es muy delicado, si lo tocas, lo ensucias, si se cae, se rompe, representa al cristiano que no soporta la crítica. Hay que usarlo en ocasiones especiales, porque no siempre está disponible. Casi hay que rogarle para que sirva. Ah y tiene una prima que padece de su mismo mal, la copa de cristal. Si su contenido es alcohol, puede destruir las familias y romper los matrimonios aunque irónicamente, se usa en las bodas. También, representa a la mujer que es el vaso frágil… Este otro, (mientras tomaba uno desechable) es muy útil pero de corta duración. Lo usan para tareas pequeñas y al terminar es descartado, junto con otros como el de papel o de foam. Es usado mucho en actividades de niños. Cumpleaños y fiestas. Que pena que siendo tan útil no dure más. Representa gente creativa, pero no ofrecen sus servicios al maestro por que son de corta duración. Espera, aquí hay una taza de café, o de chocolate… esta, soporta hasta si la meten en un horno, se le puede caer el asa, pero la seguimos usando porque es resistente. Representa al cristiano que a pesar de la prueba, continua sirviendo, dando y le agrada el calor. (Salmos 31:12 He sido olvidado de su corazón como un muerto; He venido a ser como un vaso quebrado.) De repente miró un estante que tenía más vasos que no habíamos usado, y tomando uno de madera, me dijo, este no es vaso, este sufre más que los otros porque es un pilón de madera. Deja que le den y no se queja. Yo sabía ya lo que representaba. El que no tiene ni nombre ni recompensa, pero entrega todo su cuerpo aun para ser herido. (Realmente, este me dio pena), me dijo que no me entristeciera, porque los apóstoles habían pasado de ser vasos a pilones. ¡Qué imaginación tenía esta mujer! Sacó una taza con una boca enorme, se rió, me dijo que podía representar a los predicadores o a los chismosos. Depende del uso que se les dé. Tienen la ventaja de que se pueden lavar muy bien por dentro, a diferencia de otros de boca estrecha, que no se puede meter el paño con agua y jabón para limpiarlos. Tomó entonces un florero alto que más bien parecía un vaso, pero estaba lleno de flores. Dijo que representan a los que por años todo el mundo ve lo que llevan. Así sea flores, espigas o lo que uno prefiera, pero dejan que se destaque el contenido del vaso, no el vaso. Tomó uno de barro y dijo, estos son los favoritos del maestro, se dejan moldear a la imagen y semejanza de su hacedor. (Romanos 9:20- Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?)( 2 Corintios 4:7- Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros,) Buscó en la nevera unas latas a las que les había quitado la tapa con el abridor y los había llenado de agua para hielo… me dijo, estos, parecía que iban destinados al basurero, pero al darles un uso como esto, los convierten en vasos nobles. Representan a los que el mundo decía de ahí no se puede sacar nada más. Me preguntó si conocía un verso de los vasos, le dije que sí, que sabia varios pero me intrigaba ese de vasos de honra o de deshonra. Se rió, me dijo que debajo de las camas se usaban una “tazas especiales”, que se escondían para no mostrarlas, pero eran vasos para usos de la familia y que eran muy necesarias. (mmm, ese no me gustó) Seguimos buscando vasos, pequeño y grandes, pesados y livianos, y a todos le fuimos buscando una enseñanza. No recuerdo cuál fue mi preferido, pero aquel día aprendí, que Dios nos usa como vasos si nos dejamos usar por el hasta gastarnos. Y por todos los vasos murió Él. Cuando terminó me dijo: otro día, te enseñaré la lección de los platos… ¿Esa? Esa se las contaré otro día.